Este Corresponde al testimonio de uno de los involucrados en la muerte del matrimonio. Su declaración fue clave para los avances de la investigación. A continuación puedes revisar el texto íntegro.
«Efectivamente renuncio a todos mis derechos y quiero declarar ante los fiscales. Sólo pido que me protejan porque algo me puede pasar y si voy a terminar condenado, que la condena sea justa por lo que yo hice.
Quiero señalar antes que yo ya declaré por las muertes de los Luchsinger, esa declaración la di hace tiempo, incluso parece que había un fiscal presente igual que ahora. Como dije la otra vez, yo fui a la reunión donde me invitó la machi Francisca, esa fue el 3 de enero de 2013, cuando llegué ya había harta gente en el patio de la casa de la Machi, dentro de los que estaba un sujeto al que le dicen “El alcalde”, otro que tenía el pelo largo y barba, que por lo que sé es del sector de Cultrunco.
Como a las 10 de la noche empezó la reunión, participó hablando ‘El alcalde’, se hablaba de ir a recuperar tierras, de ir a quemar la casa del campo del ‘gringo’, por los Luchsinger. Se acordó entre las 11 y las 1 de la noche era buena hora para hacerlo.
También entre los que estaban ahí se fueron pasando algunas armas de fuego, que de acuerdo a mi conocimiento eran escopetas y dos armas chicas, no sé cómo se llama, las armas estaban en la casa no sé quién las llevó, también habían tres bidones con un líquido en su interior, los que llevaríamos para prenderle fuego a la casa, yo creo que era bencina. También había algunas personas que llevaron hondas y boleadoras.
Esa noche nos fuimos a atacar la casa de los ‘gringos’.
A su pregunta; esto no lo dije antes ya que tenía miedo de que me mataran por contar lo que pasó, pero ahora no aguanto más el cargo de conciencia, duermo hasta mal, yo no quería que los viejitos murieran.
A su pregunta; desde la casa de la Machi nos fuimos todo el grupo divididos en tres camionetas en que había llegado algunos comuneros, en las que íbamos como 10 personas en cada una y, en la que era de color rojo recuerdo que iba ‘El alcalde’ con la machi Francisca Llinconao; nos fuimos todos por el camino a General López, hasta llegar a la esquina del fundo Traipo, doblando a la derecha por el camino que va para los arándanos y antes de cruzar el puente, ahí fue cuando nos tapamos la cara con pasamontañas y capuchas, todos andábamos con ropa oscura y guantes de goma y nos volvimos hacia la granja Lumahue, donde en la curva antes de llegar al portón principal de la casa del ‘gringo’ nos bajamos.
A su pregunta; las órdenes las daba ‘El alcalde’.
Cuando estábamos adentro del fundo, saltamos los cercos por el portón principal, nos repartimos las armas; me recuerdo que una escopeta la tomó ‘El alcalde’, la otra el Sergio Tralcal y la otra se la llevó un cabro de pelo largo y barba de Cultrunco, no sé como se llama, y las armas chicas las llevó el Pato Quidel y el ‘Piteo’ Catrilaf y a mí me pasaron una boleadora.
A su pregunta; en dos grupos avanzamos hacia la casa de los ‘gringos’, a mí me tocó ir en un grupo que llegó hasta el sector del ventanal que da hacia el camino a Traipo, dentro de los que me acuerdo que estaba la Machi Francisca.
A su pregunta; Linconao es su apellido; además estaba Hernán Catrilaf, un hermano del Celestino que días después pasó preso por armas. En cambio, el otro grupo tenía que atacar por el sector de la cocina ahí iba Sergio Tralcal, el alcalde, el Celestino Córdova, el ‘Piteo’ Catrilaf, Segundo Tralcal, Pato Quidel, también estaba el cabro de pelo largo y barba de Cultrunco, Sabino Catrilaf, Luis Quidel, Sergio Catrilaf y el Aurelio Catrilaf, entre los que recuerdo.
A su pregunta; Al acercarnos a la casa vimos que había luz en el segundo piso, parece que estaban despiertos. Yo escuché ladrar perros de la casa del gringo, eran como dos que estaban en el lugar. Cuando estábamos al lado de la casa los que estaban por el sector de la cocina comenzaron a disparar contra los ventanales. Ahí fue cuando el ‘gringo’ disparó hacia afuera, primero desde el segundo piso hacia abajo y todo el grupo que estaba al frente de la cocina entró a la casa por ese lugar.
A su pregunta; en ese rato yo estaba afuera y escuché que adentro de la casa disparaban como locos, escuché muchos disparos. Luego estos mismos que ingresaron quemaron la casa con los ‘gringos’ adentro.
A su pregunta; cuando empezó el fuego, el grupo de nosotros arrancó de vuelta a la camioneta, como también lo hizo el otro grupo con el que Celestino que salió herido de adentro de la casa, ahí el grupo se dividió en dos y todos arrancamos. Como el machi Celestino Córdova estaba herido me imaginé que porque no se lo podían, lo dejaron solo.
A su pregunta; un grupo salimos al camino de Traipo y subimos a las camionetas, mientras que el resto arrancó atravesando los potreros para el Cerro Rahue. Celestino también arrancó para el Cerro Rahue.
A su pregunta; los que íbamos en las camionetas nos fuimos por el camino a Tres Cerros y antes de llegar a la entrada de la casa de la Machi Francisca nos bajamos y nos preguntamos en su casa, no sacamos las capuchas, pasamontañas y guantes se las pasaron al de pelo largo y barba que es de Cultrunco, el que tenía que quemarlas. Después nos separamos y nos fuimos para distintos lados.
A su pregunta; de los que llegaron al cerro Rahue, no sé qué pasó con ellos. En el ataque salió de la casa del gringo otro compañero herido, pero no sé cómo se llama.
A su pregunta; el auto del ‘gringo’, ‘El alcalde’ trató de quemarlo.
A su pregunta; la Machi Francisca llevaba panfletos que entregó al Pato Quidel, al ‘Piteo’ Catrilaf y al Hernán Catrilaf, eran para tirarlos en el lugar.
A su pregunta; yo creo que los que arrancaron por el potrero deben haber sido los que cortaron alambres, porque llegaron en camioneta.
A su pregunta; los que entraron a la cocina abrieron la puerta a patadas.
A su pregunta; yo lo que hice fue tirarle piedras a las ventanas con las boleadoras, después ya cuando los toro salieron arranqué en una camioneta.
A su pregunta; estoy dispuesto a hacer un reconocimiento fotográfico porque conozco a todos los que nombre.
Es todo cuando puedo señalar, para terminar quiero decir que no aguantaba más el peso de la conciencia, por eso lo pensé harto y decidí declarar».
José Manuel Peralino Huinca
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Rodrigo A. Longa T.