Natalie Vidal Duarte
Subdirectora Nacional de INJUV
Los casos de violencia entre parejas jóvenes que se han dado a conocer en el último tiempo nos alertan de una realidad a la que necesitamos responder con fuerza. ¿Cómo reaccionar? Si estás en peligro, denuncia. No estás solo/a.
Los medios de comunicación y las redes sociales nos advierten de situaciones que muchos jóvenes de nuestro país viven en silencio: la violencia en el pololeo.
Los diversos casos que han salido a la luz pública el último año, siendo el más reciente la denuncia de Valentina Henríquez, dan cuenta de cómo nuestro entorno puede normalizar la violencia al interior de las relaciones de pareja, en especial cuando somos jóvenes y estos actos se manifiestan de distinta forma.
Porque hoy no solo son los golpes aquellas acciones que debemos condenar, sino también otros mecanismos de control hacia la vida del otro/a.
Nuestro reciente sondeo sobre Violencia en el Pololeo, arrojó preocupantes cifras, de las que se desprende, por ejemplo, que darse golpes es considerado como algo muy violento por el 99% de los entrevistados, así como empujarse o tirarse cosas en una discusión (95%).
Lo que llama la atención es que se considera menos violento revisar el celular o redes sociales sin consentimiento o prohibir acciones en el uso de estos medios tecnológicos o nuevas plataformas. Debemos tener en cuenta que cualquier acto de control sobre otra persona, ya es violencia.
Por otra parte, una de las mayores causas que lleva a estos hechos, según los propios consultados, son los celos (49%), seguido del machismo en la sociedad chilena (40%), y el alcohol y las drogas (37%). Mientras que un 64% de las y los jóvenes entrevistados están de acuerdo con que las Redes Sociales fomentan o promueven alguna forma de violencia en la pareja.
Entonces, ¿cómo podemos hacer frente a la violencia en el pololeo? Debemos estar atentos a cualquier indicador de alerta, y la educación debe ser nuestra principal arma para combatir estos hechos en todas sus formas. Hoy las y los jóvenes no están solos, existen mecanismos de denuncia segura y acompañamiento para salir del espiral de violencia, antes de que sea demasiado tarde.
No podemos conformarnos con que un 88% de las/os jóvenes entrevistados declare que conoce a personas que han vivido violencia en la pareja, donde supo de insultos, humillaciones y/o gritos, o del 54% que supo de empujones o tirarse cosas.
El Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet ha trabajado para que las agresiones al interior de las parejas no formales sean reconocidas como violencia intrafamiliar, orientados a disminuir estos episodios y proteger el espacio de la pareja.
La relación de pareja debe ser sostenida en la confianza y el respeto hacia la libertad individual del otro/a, jamás el amor significará control sobre nuestros compañeros/as. Hay que aprender a reconocernos a nosotros mismos, identificar lo que nos hace felices y lo que no, a fijar los límites en cómo nos tratan los demás.
Como servicio público orientado a los y las jóvenes, hemos detectado el enfoque de las nuevas generaciones hacia la igualdad de derechos y lo hemos propiciado de distintas formas. Por eso el llamado es a perder el miedo y a educarnos en la cultura del afecto y el respeto hacia el otro. No estamos solos/as.