Con gran solemnidad este sábado el Obispo de Iquique, Guillermo Vera Soto, presidió la tradicional Eucaristía por las Glorias Navales en el templo Catedral de la ciudad. A la celebración, asistieron las más altas autoridades de la Región de Tarapacá, parlamentarios, jefes de las Fuerzas Armadas y de Orden, alcaldes y la comunidad que rinde homenaje a los héroes del 21 de mayo de 1879.
Mons. Vera inició la misa saludando con especial aprecio a Luis Fernando Sánchez Pérez, comandante en jefe de la Cuarta Zona Naval, a su distinguida esposa “y a todo el personal de la Marina en este día que les llena de alegría, contralmirante, felicitaciones y que Dios le bendiga en su cargo y misión”, enfatizó.
También tuvo palabras de reconocimiento para el cónsul del Perú en Iquique, Luis Cieza Palo, quien concluye sus funciones en la región. “Su presencia en esta celebración nos habla de cómo países ayer enfrentados hoy construyen su grandeza por medio de relaciones fraternas y maduras. Señor cónsul, su servicio cercano y amigable ha contribuido enormemente a un mayor conocimiento y aprecio entre chilenos y peruanos que a diario nos corresponde convivir, muchas gracias por esto y que Dios le bendiga en su nueva misión”, destacó.
Sobre el significado del Combate Naval de Iquique, el Obispo dijo en su homilía que “en ambos bandos se vivieron ejemplos de heroísmo y generosidad, hoy como chilenos celebramos el arrojo y la valentía de Arturo Prat y sus hombres”.
Agregó que de nuestro joven héroe nacional siempre se destaca, su caballerosidad, su fe, el amor a su patria y su familia, todos ellos son sin duda, valores importantes en la vida de muchos. Movidos por eso nobles sentimientos, fueron muchos los que en sus vidas trataron de encarnar las palabras del Maestro: “nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.
Mientras que sobre el Almirante Miguel Grau, el purpurado valoró que “como un señor de los mares, vio en Prat mucho más que un enemigo al que había derrotado, fue capaz de ver al hombre valiente y decidido, por lo que el gentil almirante peruano, no solo se quedó bebiendo la alegría de la victoria sino que supo tener la caballerosidad de escribir aquella sentida carta y devolver a la joven viuda, las pertenencias que el héroe Prat llevaba consigo”.
El Obispo de Iquique, al referirse a las relaciones actuales entre ambos países, remarcó en su mensaje que “hoy las naciones y comunidades han de saber buscar por medio del diálogo las soluciones a aquellos conflictos que puedan surgir. Hoy la realidad de nuestro tiempo nos invita a la integración, a la cooperación mutua”.
Concluyó su prédica, expresando que “pedimos al Señor nos regale a todos, autoridades que seamos capaces de entendernos y ayudarnos mutuamente a progresar”.