Varios casos de violencia entre parejas jóvenes, algunos con resultado de muerte, se han registrado en el último tiempo en nuestro país. Actos totalmente condenables e intolerables bajo cualquier arista, pero además muy preocupantes si los involucrados son personas jóvenes que muchas veces creen que dichas situaciones son parte de la dinámica normal al interior del pololeo.
Llegar a los golpes e incluso con resultado de muerte son las consecuencias finales de la violencia en el pololeo que no fueron atajadas a tiempo o simplemente, no fueron visibilizadas por el entorno más cercano de los afectados.
Hay que mencionar que este tipo de hechos no son aislados, así lo refleja el sondeo de INJUV sobre la temática, el cual arroja que prácticamente 1 de cada 2 jóvenes conoce alguna persona que ha sufrido este tipo de episodios en su relación de pareja. De ellos, el 88% por ciento dijo que conocía situaciones donde hubo insultos, humillaciones o gritos.
Los gritos y las agresiones físicas son un indicio que algo pasa al interior de una relación, pero la alerta se ha expandido en los últimos años con ciertos artefactos, dispositivos e incluso redes sociales, las cuales han acentuado el control y el no respeto a la privacidad, y lo grave está en que esta última tipificación se ha normalizado entre los jóvenes.
De lo anterior y tomando en cuenta las cifras que desprende nuestra Octava Encuesta Nacional de de Juventud, un 19% de los encuestados revela que su pareja le ha revisado el celular, correo electrónico o Facebook sin su consentimiento, mientras que un 16% reconoce haber ejercido este tipo de control.
Entonces, como Instituto Nacional de la Juventud, ¿cuál es nuestra obligación ante estas preocupantes cifras? Asumimos el desafío de combatir la Violencia en el Pololeo con la mejor de las armas: la educación. Este año realizaremos una serie de charlas en establecimientos educacionales con la finalidad de difundir, concientizar y tipificar cuáles son las actitudes violentas a las que se enfrentan las parejas jóvenes, especialmente aquellas que muchas veces son consideradas como situaciones normales. Centraremos nuestros esfuerzos enfocándonos en los jóvenes entre 15 y 18 años, pues ellos y ellas están en etapa de formación y comenzando a dar sus primeros pasos en relaciones afectivas.
Como Gobierno, también estamos trabajando para lograr que las agresiones al interior de las parejas no formales sean reconocidas como violencia intrafamiliar. El Ministerio de la Mujer y Equidad de Género ya envió una iniciativa para normar este tipo de hechos, además de que la mujer esté libre de toda situación violenta. Ambas iniciativas están orientadas a disminuir este tipo de episodios y proteger el espacio de la pareja.
Esta no es solo una problemática entre los protagonistas directos de una situación de violencia. Es tarea de todos contribuir a que las relaciones de pareja se centren en el respeto y el amor, y no en el control y la posesión