Los últimos días la noticia que ha remecido el ámbito internacional, son las víctimas de la guerra civil Siria, donde la población civil ha sufrido los embates de los fuegos cruzados entre el gobierno de Bashar al-Assad y los rebeldes yihadistas.
Una de las imágenes más desgarradoras de este enfrentamiento, fue el bombardeo con un gas quimico letal, como el sarín, en la ciudad de Jan Sheijun al noreste de Siria, lugar que se encuentra ocupado por los rebeldes, lo que habría llevado al gobierno a planear este ataque sin medir lo que pudiera suceder con las miles de personas que habitaban el lugar, falleciendo familias completas.
La Organización de Naciones Unidas, convocó una reunion en la cual se redactó una carta donde se clasifica este ataque como un «crimen de guerra». Rusia, aliada del gobierno de Bashar al-Assad, consideraron que este «texto tal como fue presentado es categóricamente inaceptable», según las propias palabras del canciller ruso Serguei Lavrov.
Considerando estos antecedentes, Donald Trump, ordenó y ejecutó un ataque con misiles «Tomahawk» sobre la base militar Shayrat de Siria. El presidente de Estados Unidos fue categórico al señalar que «Es vital para la seguridad nacional de Estados Unidos prevenir y disuadir la expansión de las armas químicas».
Ante este ataque, nuevamente el canciller ruso, Serguei Lavrov, advirtió sobre las consecuencias de esta intervención «Si hay una acción militar, toda la responsabilidad recaerá sobre los que hayan iniciado una empresa tan trágica y dudosa».
Estaremos presenciando una inminente guerra?, cual es la responsabilidad internacional ante este tipo de hechos de asesinato a civiles?, hasta donde va a llegar esta situación? Son preguntas que deberemos esperar para obtener respuesta.