Marvel Studios es la prueba fehaciente de que el problema con las super producciones hollywoodenses no es que esté en manos de los ejecutivos si no, cuando estos ejecutivos no conocen el material con el que están trabajando ni como funciona el mercado del cine. Y Disney sabe eso. Sabe que para recibir hay que dar, escuchan a su público y le dan lo que quiere. Y lo hacen bien.
El productor general del multiverso Marvel, Kevin Feige, ha ido puliendo su técnica con cada película que pasa, probando distintos tonos y géneros, dominando la taquilla y encantando a la audiencia desde Ironman en el 2008. Feige perfecciona la simbiosis entre director y productor, entre arte y negocio y probablemente Thor Ragnarok sea la prueba mas palpable.
Después de enterarse de el inminente Ragnarok, una profecía apocalíptica que amenaza con destruir Asgard, el hogar de Thor, nuestro héroe titular deberá pasar por un montón de aventuras junto a su hermano Loki y a Hulk, su «amigo del trabajo» para evitar que esta se cumpla.
Dirigida por Taika Waititi, Thor Ragnarok es definitivamente una comedia irreverente, casi una parodia de si misma y de todo el universo Marvel. De un principio nos queda claro que nada será tomado en serio, que nadie está verdaderamente en problemas y que no debería sorprenderte si Thor mira a la cámara, sonríe y le brilla un diente (tranquilos, no lo hace). El baño de frescura que Thor Ragnarok aplica a esta franquicia ya venía preparándose con Guardianes de la Galaxia y Ant-Man. La nueva película del director de What we do in the shadows hace algo que ninguna de las nombradas ha hecho: se burla de la santidad de Marvel. Esta película se siente como un niño jugando con figuritas de acción y lo digo de la mejor manera. Este niño está siendo vigilado de muy cerca por un adulto responsable que sabe darle la libertad necesaria para que de rienda suelta a su imaginación.
Visualmente la película es muy atrayente, el uso de los colores, los encuadres y la música crean un universo nuevo que recuerda mucho a una onda neo futurista ochentera. Al igual que todas las películas Disney, el efecto 3D funciona muy bien y aporta a la creación del mundo. Aunque narrativamente es una película para ver en la casa un domingo por la tarde, es un deleite de ver en pantalla grande.
Thor Ragnarok puede reírse y faltarle el respeto a su fuente y al universo al que pertenece porque conoce y quiere mucho su material original. Puede reírse de sus predecesores como un bebé se ríe de su abuelo al tirarle las barbas.
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