La Mandataria descartó continuar en algún cargo público, al menos en Chile, y reflexionó sobre el debate de género y las distintas políticas asociadas. «Si hay un Presidente hombre que está pasando por alguna situación difícil, nadie habla de debilidad, de falta de liderazgo», señaló
Uno de los temas que se tomó la agenda el 2016 es la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres. Un debate al que la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, no ha quedado ajena.
“Ha habido movimientos muy importantes que han estado detrás de buscar que las mujeres puedan ser ciudadanas de primera categoría y no de segunda categoría”, señala a La Tercera. Sin embargo, la Mandataria advierte que “a mí no me parece que esto sea todavía suficientemente analizado, debatido, discutido en la mesa de comedor o al desayuno en las familias.
Sobre la posibilidad de haberse sentido más criticada en su cargo solo por el hecho de ser mujer, aclara que “la crítica, cuando es en función de las ideas, de un proyecto, bienvenida sea (…) Lo que sí creo es que si hay un Presidente hombre que está pasando por alguna situación difícil, nadie habla de debilidad, de falta de liderazgo. Son otro tipo de expresiones que se utilizan, ¿no?”, dice.
En el mismo sentido, añade que desde que se destapó el Caso Caval “aparecieron todos los rumores de que yo era débil, que estaba deprimida, que estaba tomando medicamentos, que estaba enferma. Todo eso era mentira. O sea, por supuesto pude haber estado triste, pero no estaba en la categoría que se me estaba describiendo”.
La Mandataria destaca que “en Chile tenemos muchos más avances en algunos de estos temas que en Estados Unidos, donde no hay prenatal y posnatal. Pero igualmente en la cultura de las empresas el que la mujer se embarace es como un detrimento para la empresa”
Una de las mayores polémicas se vivió cuando Roberto Fantuzzi, presidente de Asexma, regaló una muñeca inflable al ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, con el objetivo de «estimular la economía».
Puesta hipotéticamente en esa situación, Bachelet cuenta que “lo primero que yo habría hecho es averiguar cuál es el regalo que pensaban hacerme. Y negociar. Ahora, lo que pasa es que, en este caso, efectivamente a él le dijeron que había otro regalo”.
“A mí me hubiera gustado decir: mire, no, la economía se resuelve incorporando más mujeres al mercado laboral”, señala.
Otro de los debates es el proyecto de despenalización del aborto en tres causales. “Lo primero que yo quiero decir es que este proyecto de ley no pretende que las mujeres aborten. Lo que dice es que si por cualquiera de las tres consideraciones las mujeres consideran que no pueden vivir con ello, que las sobrepasa, puedan tener la opción y que no vayan por la cárcel por ello”.
La Presidenta se muestra optimista de poder finalizar su gobierno con este proyecto despachado, “voy a hacer todos mis esfuerzos por eso”, dice.
Sobre la opción de continuar en la política, confiesa que “está absoluta y totalmente descartado continuar en la política chilena, desde el punto de vista de cargos de representación. Ya es suficiente”.
“Yo, en broma, siempre digo que quiero dedicarme a cultivar tomates. En el sentido de poder meter las manos en la tierra, algo que uno conoce, y que uno puede tener el producto que uno busca (…) tengo ganas de hacer cosas como más manuales”, cuenta.
Consultada por su percepción del machismo en la política, Bachelet explica que “uno ve mucho más corbatas, ternos, o más hippies, pero muchos más hombres que mujeres (…)Ha habido mujeres presidentas de partidos: Soledad Alvear, Carolina Goic, Isabel Allende, pero es un fenómeno relativamente nuevo”.
Respecto a esto, detalla que “está bien tener mujeres en lugares importantes, pero eso no significa que de manera automática se generen los cambios culturales que permitan que mucho de esta estructura sexista y machista que existe en la sociedad chilena pueda cambiar”.
En cuanto a las dificultades de su Gobierno reconoce que “ha habido de todo”. Señala que “entre otras cosas, que aquí hay un proyecto de gobierno que no todos comparten. Y cuando alguien no quiere una reforma tributaria, naturalmente la crítica, o si alguien cree que el lucro es legítimo, por supuesto que una ley de
inclusión no corresponde con sus intereses y, por tanto, hay una pelea política o económica”.
Fuente: T13