Luego de meses de negación y acusaciones, Rusia por primera vez pareció aceptar algo de responsabilidad en una de las mayores conspiraciones en la historia del deporte: un extenso programa de dopaje que alteró los resultados de los principales eventos deportivos del mundo.
El escándalo se destapó en 2015 cuando una atleta rusa filtró los detalles del programa a la prensa, motivando así una investigación por parte del Comité Olímpico Internacional (COI) y de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
A raíz de las conclusiones del informe, que concluyó que se trataba de un programa institucionalizado con el respaldo del Estado, a numerosos atletas rusos se les prohibió la participación en las Olimpiadas de Río 2016.
La segunda parte de la investigación, dada a conocer el pasado 9 de diciembre, reveló que más de 1.000 deportistas rusos se beneficiaron del programa de dopaje que encubría los resultados positivos de los atletas entre 2011 y 2015.
Pero, hasta ahora, Rusia siempre había negado la existencia de dicho programa.
Hemos cometido muchos errores
En una serie de entrevistas publicadas en el periódico estadounidense New York Times el martes, los funcionarios encargados de reformar el sistema antidopaje en el deporte ruso concedieron que sí hubo un operativo, aunque rechazaron que fuera ideado y respaldado por el Kremlin.
«Fue una conspiración institucional», reconoció Anna Antseliovich, directora general en funciones de la agencia rusa antidopaje (RUSADA, por sus siglas en ruso).
Y Vitaly Smirnov, el veterano dirigente deportivo de 81 años que ha formado parte de los organismos oficiales en Moscú desde la época de la Unión Soviética y que fue nombrado por el presidente Vladimir Putin para reformar el sistema antidopaje, le dijo al periódico estadounidense que no «quisiera hablar por la gente responsable».
«Desde mi punto de vista, como antiguo ministro de deportes y presidente del comité olímpico, hemos cometido muchos errores«, dijo.
Smirnov también sugirió que las filtraciones hechas por los Fancy Bears, un grupo de hackers que revelaron los informes médicos de varios atletas de élite alrededor del mundo, mostraron que Rusia tampoco está compitiendo en una igualdad de condiciones con el resto de los países.
No obstante, en un comunicado emitido este miércoles, RUSADA aseguró que las palabras de Antseliovich fueron distorsionadas.
Y la agencia hizo notar que la declaración de Antseliovich fue una cita textual de las palabras utilizadas por el abogado canadiense Richard McLaren cuando reveló en su segundo informe sobre la «conspiración institucional que existió en atletas de deportes de verano e invierno».
Según RUSADA, el texto aparecido en el New York Time crea la impresión que la directora de la agencia «admitió de un sistema institucional de encubrimiento de dopaje en Rusia», lo que negaron.
El Kremlin, por su parte, informó que las autoridades rusas «necesitan comprobar la autenticidad» de la palabras de Antseliovich y reiteró que Rusia siempre ha negado las acusaciones en su contra.
Corrupción a una escala «sin precedentes»
En julio, una investigación comisionada por la AMA indicó que el Ministerio de Deportes de Rusia «dirigió, controló y supervisó» la manipulación de muestras de orina de sus atletas.
Un segundo informe, del abogado canadiense Richard McLaren, especialista en asuntos deportivos, resaltó que los Juegos Olímpicos Londres 2012 fueron afectados por una «corrupción a una escala sin precedentes».
McLaren reveló que productos tan simples como sal y café fueron utilizados para manipular las muestras, pero que el sistema se fue refinando con el paso de los principales eventos deportivos -Londres, los Mundiales de Atletismo de Moscú en 2013 y las Olimpiadas de invierno de Sochi en 2014- para proteger a los deportistas rusos con más opciones de medallas.
Los dirigentes deportivos rusos habían negado que hubiera un operativo de dopaje ideado para favorecer a sus atletas pese a los numerosos casos en los se han visto implicados varios de sus principales deportistas, lo que ha influido en la decisión de varias federaciones deportivas de retirarle el derecho de ser sede de competencias internacionales.
Esto último puede que haya sido el detonante en el radical cambio de posición de Rusia, que puede estar buscando reconciliarse con los reguladores deportivos para levantar las sanciones que pesan sobre sus atletas y volver a recibir la certificación necesaria para llevar a cabo controles antidopaje con la mira puesta en la próxima Copa del Mundo de fútbol en 2018.